Hablemos de duelos en los niños y niñas ya que a menudo algunas familias pueden sentir dificultad para explicar sobre la muerte de un ser querido por ser esta una de las experiencias más dolorosa para una persona. A partir de la muerte del ser querido empieza una nueva situación sin la persona fallecida. Este se transita con rabia, tristeza, culpa, en definitiva, con la aparición de distintas emociones y con diferentes intensidades.

A veces, las familias eligen no contárselos a fin de evitarles sufrimiento. Sin embargo, no es aconsejable mentir ni ocultarlo ya que en algún momento de su vida el niño o la niña va a preguntarse sobre este tema. Por eso, es importante que alguien de la confianza y estima del niño o niña pueda explicarles que la muerte es parte de la vida y responder con palabras sencillas las dudas que plantea aunque con cautela de no brindar información muy compleja y que no pueda procesarlo. Incluso, si son niños muy pequeños se pueden acompañar las explicaciones con un ejemplo didáctico. En efecto, tratar de evitar utilizar eufemismos del tipo “tu (ser querido/mascota) te mira desde las nubes/estrellas” o “se fue a descansar”.

En este período de tiempo, que es subjetivo, madres, padres y cuidadores deben estar atentos a las necesidades emocionales de los niños y niñas, brindar apoyo, disponerse a acompañar, sostener con abrazos, miradas compasivas y escuchar las verbalizaciones del niño o niña sobre la situación. Sobre esto último, es fundamental que niños y niñas expresen como puedan, es decir, de la manera que les salga expresar lo que sienten. A veces, las palabras pueden no aparecer, por ese motivo madres, padres y/o cuidadores es fundamental generar un espacio para que algo se produzca, puede ser desde lo creativo a través de dibujos, poemas, escritura de cartas que habilite al niño o niña a expresarse y despedir a ese ser querido que ya no está.

Los rituales de despedida (funerales, rituales religiosos y/o familiares) tienen un fuerte sentido simbólico, es decir, da consistencia al hecho y permite continuar con los procesos subjetivos y sociales para la elaboración del duelo. En el caso de niños y niñas, existe la posibilidad de que asistan o no, esto depende de la decisión de los padres. Si la decisión es de que asistan, entonces es fundamental explicar a dónde van y porqué van allí con palabras sencillas.

Por último es importante reflexionar si como adulto valido mis emociones, valido el dolor que siento ante la pérdida ya que aceptar esta nueva situación y abrazar los propios sentimientos tiene efectos en el vínculo con lxs hijxs. Es un proceso que implica dar lugar a lo nuevo doloroso y acompañar-se en las necesidades emocionales. El duelo se transita mejor si ocurre en un clima de apoyo y contención familiar.