UNA POSIBLE LECTURA SOBRE EL BULLYING DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR.

En la escuela, muchas veces y con frecuencia, suceden diferentes situaciones conflictivas. Sin embargo, cabe destacar que hay una forma de vincularidad particular entre pares, que puede ser devastadora para la subjetividad y que algunas teorías lo llaman “bullyng”. El escenario privilegiado para esta forma de vincularidad es la escuela, ya que allí se encuentran en convivencia muchos niños, niñas y adolescencia aunque no es el único ámbito que pueden llegar a compartir los chicos y chicas (clubes, reuniones sociales, etc).

El bullying hace referencia al acoso u hostigamiento entre pares y se caracteriza por un par a quien sistemáticamente van dirigidas las agresiones por parte de un otro-par, el cual siempre es el mismo, y también por un entorno-grupo que acompaña. Estos últimos también devienen co- responsables de manera directa o indirectamente porque habilitan a que esta situación continúe por ejemplo, filman las situaciones de burla, agresión, alientan al maltrato, o también están aquellos que observan y se mantienen en silencio y miran para otro lado.

Sin embargo, propongo pensar este problema desde otra perspectiva, desde lo vincular en particular, ya que hacer una lectura en términos de agredido-agresores conduce a, en primer lugar, pensar desde una lógica de lo binario, en este sentido estarían los “agresores” y la “victima” ocupando esos lugares y representaciones sobre estas posiciones en el colegio, y en segundo lugar, esta tendencia de pensamiento nos lleva a una única manera de analizar el problema. Por el contrario, pensarlo desde una cartografía, nos lleva a construir un nuevo sentido desde las situaciones y, dejar de lado la lógica de lo único para, desde este lugar, plantearnos alternativas de pensamiento y acción.

Por otro lado, de acuerdo con el texto "El bullying tiene quien lo exprima", surge el interrogante ¿cómo aborda la escuela los problemas de convivencia entre muros? Y ¿qué hacer con el bullying en las escuelas secundarias? El texto sugiere que no todas las situaciones escolares de conflicto o agresión deberían explicarse a través de una víctima y un culpable, ya que la escuela es una institución de la presencia y en tanto tal, potencial creadora de vínculos comunitarios. Siguiendo a Liliana Maltz, quien sugiere formas artesanales de construcción de lazos, habría que pensar la escuela como algo que nos pasa, pensarla a partir de sus problemas y fisuras y no desde sus mandatos.

Habilitar la posibilidad de un trabajo con el grupo, con sus pares, nos abre un abanico de posibilidades para trabajar el vivir con otros y entre otros y dar lugar a la potencia creadora del vínculo. Entonces, siguiendo a Duschatzky, una salida posible para pensar la situación será situar al poder en el campo de una producción y no en los meros límites del deber.

Por otro lado, con la era de la información aparecen nuevas maneras de vinculación. En este caso, la agresión de un compañero a otro muchas veces se traslada a las redes/ciberespacio, lo que lleva a pensar en los límites de la escuela. Parafraseando a I. Berenstein, el territorio llamado “escuela” tendría límites que marcan un adentro, un interior y un afuera, un exterior que a veces invade ese territorio, lo desnaturaliza, lo ataca. En este sentido, el uso indiscriminado de los dispositivos tecnológicos actuales por parte de los nativos digitales, lleva a considerar la ineficacia de pensar la escuela como línea que aparece en los mapas para delimitar un territorio.

Como contrapunto, es ilustrativa la comparación entre escuela-edificio y escuela-territorio que realiza Marcela Martínez retomando la idea de territorio de Gilles Deleuze. Dirá que un territorio es dinámico, móvil, no se construye de una vez y para siempre como un edificio, sino que demanda la necesidad de expansión y de conquista de espacios para el intercambio.

Inevitablemente, lo “no escolar” irrumpe en la escuela, las nuevas tecnologías traspasan los límites del adentro-afuera, la invaden, desbordan y la dejan en un lugar relegado si de producir subjetividades se trata. ¿Esto introduce un caos o un nuevo orden? Siguiendo a Duschatzky y Aguirre en Des-armando escuelas, dependerá de la capacidad de inventarnos en las situaciones para hacerlas crecer, en lugar de destinar esfuerzos en reponer la supuesta armonía previa.

Bibliografía:

• Berenstein, Isidoro (2002) Panel: Martes 29 de octubre. Fronteras con la clínica y prácticas psicoanalíticas. Fronteras entre lo individual y lo vincular.
• Brener, Gabriel; Martínez, Marcela; Galli, Gustavo; Huergo, Damián (2017): El bullying ya tiene quien lo exprima. Número N°62 (2017) Ser digno de ser. “La secundaria como derecho” de Voces en el Fénix
• Duschatzky, Silvia (2009): ¿Qué puede una escuela?. Notas sobre el poder.
• Duschatzky, Silvia; Aguirre, Elina (2013): Des-armando escuelas, Ed. Paidós, Buenos Aires, Cap. 3, Notas sobre el sentido y Cap. 5 Notas que se hacen problema.
• Lewkowickz, Ignacio: .
• Maltz, Liliana (2003): “Cómo pensar lo que acontece en la relación familia- escuela en tiempos alterados?.
• Martínez, Marcela (2015): Cómo vivir juntos. La pregunta de la escuela contemporánea. Capítulos: Ábrete aula, La escuela territorio, El miedo acecha. Ed. Eduvim. Villa María, Córdoba.
• Rolnik, Suely: “Cartografía sentimental”.